Acentuación, tildes y diacríticos en español: Una revisión histórica

Aquí se pueden repasar las reglas actuales de acentuación en español. Favor de notar que el siguiente artículo habla de la evolución gráfica en la acentuación del español:

La evolución de los signos diacríticos y las reglas de acentuación en español ha sido larga y minuciosa. A lo largo de los siglos, diversas reformas ortográficas han perfeccionado el uso de acentos y otros signos, haciendo el idioma más coherente y accesible, mientras se adaptaba a influencias y modas de lenguas como el latín, francés e inglés, entre otros. Desde los primeros intentos por diferenciar sonidos y funciones gramaticales hasta las reformas actuales que simplifican las tildes, cada cambio ha sido clave para la estandarización del español, reflejando la evolución del lenguaje y la influencia de factores culturales y tecnológicos en su simplificación.

Existen dos tipos de acentos gráficos en español: los que indican la sílaba tónica de una palabra al no seguir el acento prosódico y los diacríticos, que no tienen que ver con la tonicidad, sino que se usan para marcar diferencias fonéticas o gramaticales. El primero es el acento agudo (á, é, í, ó, ú) que señala la sílaba tónica y se utiliza para cumplir con las reglas de acentuación de palabras agudas (acento en la última sílaba), graves (en la penúltima) y esdrújulas (antepenúltima).

Descripción de algunas marcas diacríticas

Los acentos diacríticos, en cambio, no marcan la tonicidad. Funcionan como señales visuales para distinguir palabras o sonidos como en él vs. el. Entre ellos están la diéresis (ü), y, en el pasado, el acento circunflejo (â, ê, î, ô, û), usado brevemente en el español del siglo XVIII en palabras como chîromancia o châracterística para indicar la pronunciación correcta en algunas combinaciones griegas, pero eliminado en 1851 por considerarse innecesario. Asimismo, la ñ, con su característica virgulilla, se consolidó como una letra distintiva en español con la creación de la RAE, y la cedilla (ç) se usó en palabras como força y cabeça antes de ser eliminada.

La cedilla (ç), originada en el latín, representaba el sonido /ts/ antes de las vocales a, o, y u. Fue eliminada oficialmente del español a finales del siglo XVIII como parte de una reforma ortográfica que simplificó el sistema de sibilantes. En la Ortografía de 1815, fue reemplazada por z o c, según la vocal que seguía, aunque sigue presente en otros idiomas romances como el francés, portugués y catalán. Esta reducción de sibilantes (ç, z, s, ss, x, j) es una de las razones por las que hoy en día el español presenta diferencias fonéticas que pueden dificultar la comprensión de lenguas con sistemas más complejos, como el portugués.

La ñ, ya consolidada en el alfabeto español cuando se fundó la Real Academia Española en 1713, tiene su origen en el siglo XII, cuando los escribas medievales colocaban una pequeña n sobre otra n para señalar su duplicación en palabras latinas como anno. Con el tiempo, esta virgulilla dio lugar a la ñ, que hoy representa el sonido nasal palatal /ɲ/ en palabras como año, niño y señor. El uso de virgulillas sobre letras, como ocurre con algunas vocales en portugués, era común en manuscritos durante la Edad Media y es responsable de los sonidos nasales en palabras portuguesas como estão, situação, y coração. Cabe destacar que el sonido /ɲ/ en portugués se representa con la combinación nh, como en senhor.

Descripción de la tilde para señalar tonicidad

El uso de acentos gráficos comenzó en 1726 con el acento grave en palabras de una sola letra, como à (“hacia”), pero fue reemplazado por el acento agudo en 1741. Antes de la reforma de 1883, las reglas de acentuación gráfica eran inconsistentes, especialmente en los verbos. Se usaban tildes sobre palabras como amé (pretérito) y cantára (subjuntivo), además de combinaciones con pronombres enclíticos como contóte o hablónos. La Gramática de la Real Academia Española (GRAE) de 1883 simplificó el sistema, centrando el uso del acento prosódico de manera coherente y eliminando muchas complejidades.

Con esta reforma, se agruparon las palabras terminadas en -n, -s, y vocales, aplicando acentos a las palabras agudas que rompían los patrones regulares de acentuación, como camión, mamá, y compás. Esto facilitó la unificación de palabras como perro y perros, o come y comen – antes escritos como pérros y cómen. Asimismo, la distinción entre hiato y diptongo se aclaró finalmente en 1959, cuando se confirmó que la h muda no afecta su formación, como en país, prohíbe (hiato) y ciudad, prohibido (diptongo).

Finalmente, la tilde diacrítica se introdujo en 1741 para distinguir homófonos como (pronombre) de tu (posesivo). Aunque palabras como sólo (adverbio) llevaban tilde para evitar supuestas ambigüedades, esta práctica fue simplificada en 2010, eliminando el uso de la tilde en sólo y en los pronombres demostrativos. Además, antes del siglo XX, otras palabras como para/pára, entre/éntre y sobre/sóbre se tildaban para diferenciar sus significados en construcciones verbales, pero este uso también fue eliminado. Finalmente, el acento agudo en "ó" entre números, introducido en 1917 para evitar confusión con el número cero, fue eliminado en la misma reforma de 2010.

La evolución de la acentuación y los signos diacríticos en español refleja cómo la ortografía se adapta y simplifica con el paso del tiempo. Los cambios, desde la eliminación del acento circunflejo y cedilla hasta la fijación de las tildes, hiatos y diptongos, responden a la necesidad de hacer el lenguaje escrito más claro y funcional. Estos ajustes, liderados por la RAE, han sido impulsados por el uso cotidiano y las necesidades de los hablantes, mostrando que el español es un idioma vivo, dinámico y en constante transformación, lo que fomenta una mayor coherencia y accesibilidad.

Referencias

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