La constitución ya lo dijo. Solo falta que nos lo creamos.
Recién se discute en México si un ministro indígena puede usar su traje de gala en la Suprema Corte en lugar de la toga negra de siempre. Muchos lo ven como una ruptura del protocolo. Pero en realidad, es una forma distinta —y plenamente legítima— de encarnar el mismo principio: la dignidad del cargo. La toga representa poder, sí, pero desde una tradición muy específica: la romana, la occidental, la eurocentrada. En muchas comunidades indígenas, la vestimenta ceremonial o de gala también representa poder, respeto, autoridad. No es “solo un traje típico”; es investidura. Tiene estructura, reglas, historia. Con la pequeña salvedad de que no viene de Roma. Así que cuando un ministro indígena se presente (ojalá que muy pronto podamos usar el presente en lugar del subjuntivo) con su traje ceremonial, no solo estará ejerciendo su derecho constitucional (artículo 2º: identidad cultural, instituciones propias, símbolos colectivos). Estará traduciendo el simbolismo de la toga a su propio marco ...